Para satisfacción de algunos y desconsuelo de otros, las elecciones mexicanas de 2012 (presidente, senado, diputados, varios gobernadores y presidencias municipales) están en camino de ser historia. Técnicamente aun no concluyen. Aunque la votación fue el pasado domingo 1 de julio y se han anunciado resultados parciales, falta todavía el cómputo final que aparecerá en un par de días, y desde luego resolver las posibles irregularidades y múltiples impugnaciones, lo cual llevará su tiempo.
El tema dará mucho de qué hablar durante los próximos días y meses (notoriamente, las visibles diferencias entre el México del norte y el del sur), pero entre los «saldos» que ya pueden apreciarse está el papel de las redes sociales y otros medios «virtuales» en la movilización (y en algunos casos, manipulación) electoral. Un aspecto, la presencia de Google, me interesa aquí en particular (más allá del previsiblemente simpático «doodle»).
En efecto, el organismo responsable de organizar las elecciones, esto es, el Instituto Federal Electoral, realizó un acuerdo de colaboración con el gigante de las búsquedas cibernéticas. En primer lugar para ubicar las casilla de votación mediante su aplicación «Google Maps»
como puede apreciarse con la 111, de la ciudad de Campeche, cuya ubicación está marcada con un icono en forma de urna electoral azul. Y en caso necesario, para mayor facilidad, pueden verse la calle y el edificio, que parecer ser una escuela pública
El icono reaparece en este caso astutamente sobrepuesto en la barda perimetral de la escuela (aunque es poco visible, y aquí lo he rodeado de un círculo rojo)
Por otro lado, el acuerdo ha incluido el traslado del Programa de Resultados Electorales Preliminares del IFE.
como puede apreciarse en el link puesto (junto al de otros medios e instituciones) en el portal de la institución o, directamente, aquí.
Al acudir al sitio, pueden apreciarse los resultados parciales en Google Maps a las 02.00 horas del lunes 2 de julio (y sí, hasta esa hora nos quedamos muchos despiertos, siguiendo la votación).
También podía verse la distribución regional de la votación de cada partido (en este caso la de Acción Nacional, aunque los matices de colores no se sabe bien a bien qué representan);
y por cada municipio, como en este ejemplo, Chilpancingo, Gro., pudiéndose hace un click para obtener las cifras. En la columna de la izquierda aparecen los resultados estatales, útiles para cuestiones comparativas.
Nótese que todos estos ejemplos que he incluido son resultados parciales que obviamente van a cambiar en el curso de las siguientes horas.
Dejando de lado su interés inmediato, que es el electoral, estos materiales también serán muy útiles para quienes se dediquen a estudiar esta votación, analizarla y sacar las correspondientes conclusiones, tanto académicas como políticas. En lo personal me hubiera gustado tener el mapa de conjunto del país con el color del vencedor en cada municipio, porque la visualización de conjunto da una falsa impresión de uniformidad.
Google no se contentó con su acuerdo con el IFE. En asociación con el Centro de Estudios Sobre Internet y Sociedad, del Tecnológico de Montererrey, ha establecido un canal en youtube donde se anima a los usuarios a compartir videos de sus observaciones del proceso electoral. Al día de hoy podían verse muchos que denunciaban irregularidades varias.
Estas iniciativas pueden verse como parte del programa de continua expansión de Google, pero también como una respuesta frente a la popularidad creciente del uso de Facebook y Twitter (ya se sabe, Google+, su red social, parece no estar yendo a ninguna parte). De manera interesante, la opción de Google en México ha sido acercarse a las instituciones (ahora el IFE, una universidad privada), como antes lo hizo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Viéndolo en perspectiva, lo que todas estas compañías procuran es ocupar un «nicho» de interés que les dé ventaja sobre sus competidores, y asimismo conseguir que sus productos se «cotidianicen», se inserten como vehículos «naturales» de las relaciones entre personas, y como parte imprescindible de nuestra vida diaria. No tengo en sí nada en contra de ello, mientras la correlación entre sus beneficios y nuestras conveniencias sea justa y adecuada.