La Biblioteca Franciscana de la UDLAP: avances en el acceso en línea

La Biblioteca de la Universidad de Las Américas Puebla alberga, entre otros valiosos fondos antiguos, la Biblioteca Franciscana, con   el acervo bibliográfico de la Provincia Franciscana del Santo Evangelio de México. Está ubicada en el  Portal de Peregrinos del Convento de San Gabriel, en Cholula,  y cuenta con cerca de 24,000 volúmenes provenientes de seis diferentes casas conventuales del centro y sur del país. Hace algún tiempo comenzó a digitalizar sus colecciones, y actualmente hay 141 libros disponibles en línea , en parte gracias al patrocinio del programa Adopte una Obra de Arte y de CONACULTA.

UDLAP-BibliotecaFranciscana

Como es de esperarse, la mayor parte son obras que interesan sobre todo a los estudiosos de la historia de la teología moral y la filosofía, pero también hay otros títulos que nos remiten a temas tales como el guadalupanismo (la Apología de la aparición de Nuestra Señora de Guadalupe de Méjico en respuesta a la disertación que la impugna, de Jose Miguel Guridi (México, Valdés, 1820), escrita en réplica a la sonada «Disertación» de Juan Bautista Muñoz;  otras que nos informan sobre la vida cotidiana del cura párroco (El ayudante de cura instruido en el porte a que le obliga su dignidad, en los deberes a que le estrecha su empleo, y en la fructuosa práctica de su ministerio, de Andres Miguel Pérez de Velasco (Colegio Real de San Ignacio de Puebla, 1766), los que son de  relevancia para la historia de la medicina (La caridad del sacerdote para con los niños encerrados en el vientre de sus madres difuntas, y documentos de la utilidad, y necesidad de su práctica, traducidos del idioma italiano fray  Josef Manuel Rodriguez, OFM, (que incluye curiosas contradicciones entre tradición y modernidad), cartas consolatorias  (de tema fúnebre, que indirectamente dan buenos datos sobre vidas e instituciones), así como cartas pastorales de diversos obispos, ordenanzas, sermonarios, al igual que escritos referentes a momentos difìciles y críticos en la vida de la Iglesia  (como el Crisol de la verdad; manifestada por el R.P. Fr. Francisco de Ayeta … de la Orden Seraphica de N.P. San Francisco … de la Provincia del Santo Evangelio de Mexico … en defensa de dicha su provincia, sobre el despojo, y sequestro de las 31 doctrinas, de que la removió el Reverendo Obispo D. Juan de Palafox, siendo visitador del Reyno  (¿1693?).

Algunas de estas obras están disponibles en otras colecciones digitales (como Google Books o la John Carter Brown), y desde luego nunca está de mas tener otro ejemplar que dé testimonio de su difusión y lectores; de otras es la primera noticia que tengo, y vienen muy bien para varios temas y discusiones de que aquí espero dar alguna cuenta. La UDLAP ha logrado poner un verdadero tesoro bibliográfico a disposición del historiador, del aspirante a serlo, y desde luego del aficionado a la lectura de viejas obras y antiguas ideas. Espero que pueda proseguir por ese buen camino.

México en la Digital Public Library of America

La recientemente inaugurada  Digital Public Library of America ofrece el acceso abierto a millones de objetos -no solamente libros, sino también DPLA-Portadamanuscritos, fotografías, registros fonográficos y cinematográficos-, que pueden ubicarse fácilmente mediante búsquedas por año, lugar, formato y tema, e incluso delimitar aún más los resultados con opciones adicionales. Es posible crear cuentas gratuitas de acceso, con lo cual se obtienen recursos adicionales, como «guardar» búsquedas y compartirlas en redes sociales, como Facebook y Twitter.

Cabe señalar que en realidad no se trata de nuevos materiales , sino de la compilación en un sitio central de esfuerzos de digitalización realizados previamente por diversas instituciones, como Library of Congress, HathiTrust y el Internet Archive, así como varias universidades. Por la misma razón, los derechos y posibles restricciones de uso son los mismos de las instituciones de origen. Existe también un acuerdo de colaboración con Europeana, la equivalente iniciativa europea.

Ya conocía varios de estos repositorios, pero otros han sido una agradable sorpresa. Así ocurre, en particular, con las colecciones de estampas, imágenes estereoscópicas y postales existentes en el  National Museum of American History; así como las piezas prehispánicas de Yale University  y Dallas Museum of Art.  En cuanto a los impresos, que resultan siempre tan importantes para los historiadores, los resultados de una búsqueda comienzan a ser nutridos para el siglo XIX, donde aparece buena cantidad de folletería mexicana procedente de la Widener Library (Harvard) y de  la Boston Public Library.

La DPLA es un recurso del mayor interés, y sirve para recordar que, como he comentado anteriormente, no hay nada parecido en México, donde cada institución ha ido por su cuenta. Los esfuerzos de compilación interinstitucional  (como, por ejemplo, la Biblioteca Digital Mexicana, Biblioteca Digital Mexicana del Bicentenario, el Portal México de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, y el de Primeros Libros) han procedido sin coordinación entre sí, ya sea por problemas técnicos o por las aparentemente inevitables renuencias (¿o serán vanidades?) institucionales. Como resultado, hay que navegar por diferentes sitios para ubicar algún material, y por la misma razón hay esfuerzos que no reciben la justa apreciación pública. Es algo a lo cual debería darse solución.

Las maravillas patrimoniales del mundo, según Google

Con cierto bombo y platillo Google presentó hace algunos días  su plataforma Maravillas del Mundo (World Wonders Project), en colaboración con la UNESCO, el World Monuments Funds y Cyark Project. La plataforma procura poner a disposición de cada computadora conectada a Internet los lugares declarados patrimonio de la humanidad, tanto por razones históricas como ambientales.  Para ello reúne la conocida tecnología Street View, modelos 3D y otros recursos, como fotografías y videos tanto de sus asociados como aquéllos que han publicado (en Panoramio)  los propios usuarios de Google.

Uno de los propósitos declarados es el educativo. En este sentido, ofrece a los profesores de educación primaria y media una serie de sugerencias didácticas, y presenta varios «paquetes pedagógicos» para cada sitio, con información y posibles actividades en clase.  Seguramente habrá críticas y objeciones (entre ellas, que aun no hay nada para Latinoamérica), pero sin duda se agradece la buena intención.

Así planteado, esta plataforma resulta muy atractiva. Su exploración, sin embargo, no presenta muchas novedades. En realidad, bien podía haberse llamado «lo mejor de Google Street View»,  puesto que las diferentes imágenes ya estaban disponibles. Tampoco ofrece algo que hace tiempo esperamos: recorrer el interior de muchos de los monumentos que figuran en este catálogo de famosos sitios. En algunos casos es posible, pero en su mayor parte aun no es así, ya sea por reticencias de las autoridades responsables de estos tesoros patrimoniales o bien por dificultades técnicas (el «triciclo» utilizado por Google para fotografiar callejones e interiores de edificios debe tener algunos comprensibles problemas donde hay escalones….)

La otra cuestión es que el título inevitablemente trae a la memoria la «jerarquía» de los espacios patrimoniales, y en particular las estériles pero enconadas competencias para definir cuáles son las «maravillas del mundo moderno». Es algo que atrae protestas y desconfianzas, porque cada país considera más importantes las suyas. Ocurre que en estas «maravillas según Google» existen ciertos sesgos:  para Asia hay una gran cantidad de  fascinantes sitios en Japón, se incluye el centro antiguo de Jerusalén…y nada más.  Inglaterra, Italia y España están muy bien representados, mientras que de Alemania (un país en el que Google ha enfrentado infinidad de problemas legales)  solo hay dos sitios.  En Norteamérica,  México tiene más espacio que Estados Unidos, mientras Sudamérica está pobremente incluida, con  sólo tres lugares en Brasil.  Hay algo de Australia, pero África ni siquiera aparece.  Seguramente no es que en Google no hayan sido conscientes de estas desigualdades en el contenido de su plataforma, pero parecen haber decidido que ya era tiempo de presentar lo disponible al público, y de paso ocupar un «nicho» virtual antes de que alguien más lo hiciera.

Desde luego, no hay que subestimar la ambición de Google de documentar y fotografiar el mundo.  En cierta manera,  «Maravillas del mundo» es una formal declaración de ambiciones iconográficas universales. Y en este caso, no tengo mayores objeciones.

Museos en Google Art Project: desarrollo, perspectivas y ambigüedades

El Google Art Project compila y presenta en línea desde febrero de 2011 imágenes de sorprendente precisión y detalle de obras de arte de diversas galerías y museos de todo el mundo, así como visitas «virtuales» a estas instituciones. Inicialmente incluyó obras del Metropolitan Museum of Art (Nueva York), la Galleria degli Uffizi (Florencia), el Rijksmuseum, el Museo Van Gogh (Amsterdam), el Hermitage (San Petersburgo) y un puñado de otras instituciones en Europa y Estados Unidos. Acaba ahora de presentar una notable y explosiva ampliación:  abarca más de  30 mil obras pertenecientes a 151 museos, establecidos en 41 distintos países. En el caso de México, cuenta con pinturas, esculturas, cerámicas y otros objetos  del Museo Nacional de AntropologíaMuseo Nacional de Arte, y los museos  Dolores Olmedo y Casa Azul – Frida Kahlo. Otras instituciones disponibles, de interés particular para el estudioso de la historia y la antropología latinoamericanas son el Museo del Oro (Bogotá), el Museo del Arte (Lima), el Musée du Quai Branly (París). Notablemente, están ausentes algunas de las grandes instituciones, como el Louvre o el Museo Británico.  Pero si la experiencia del caso paralelo de digitalización de libros es aplicable (como parece), habrá una fuerte presión para que estos museos se unan al proyecto de Google o bien establezcan su propia versión «virtual».

En el caso mexicano, existen aun ciertas limitaciones: la «visita virtual» (similar a Google Street View, que da la sensación de recorrer físicamente los pasillos, con imágenes de 360´) solo está disponible en el MNA, y las imágenes en escala  «gigapixel«, de mayor definición, únicamente se aplican a una pieza, la llamada «Piedra del Sol» (de la cual, de esta manera, puede verse detalles que a simple vista no podrían bien apreciarse en el mismo museo).

El Museo Nacional de Antropología en Google Art Project
El Museo Nacional de Antropología en Google Art Project

Además de la imagen, el lector puede consultar una ficha técnica con datos sobre la obra, autor, material, datación y alguna breve información, todo disponible en 18 idiomas. Puede asimismo crear su propia «colección «virtual», ya sea pública o privada, o compartirla con la red de Google+ Varios filtros (por país, título de la obra, materiales) facilitan la ubicación de obras (por donde se halla, por cierto, que hay piezas mesoamericanas en lugares insospechados, como el Denver Art Museum).

Hay aspectos detrás de este fascinante proyecto que ameritan algunos comentarios. El primero es la relación entre Google y las instituciones participantes. Al parecer (según alguna nota periodística, porque no hay información oficial disponible), las imágenes digitalizadas pertenecen a cada museo,  y el gigante de la cibernética realiza los recorridos «virtuales» y brinda asesoría en las tomas de «gigapixel» (como puede verse en el siguiente video).

Cada institución decide que obras se incorporarán al proyecto. Hasta aquí, en lo que puede apreciarse, todo resulta muy equitativo y amistoso. De hecho, los directores de los museos mexicanos parecen bastante entusiasmados con la idea.

Por otro lado, resta la cuestión de qué puede hacerse libremente con estas imágenes. No hay en Google Art Project indicaciones muy claras sobre lo que constituya «buen uso». Por defecto, es de suponer que se aplica el régimen legal de cada país  (cuál sea, por ejemplo, el de Australia, es algo que desconozco) y la normativa de cada institución (que puede ser muy variable). En la citada nota periodística, Hilda Trujillo, directora del museo Casa Azul – Frida Kahlo, comentó (en referencia a las obras de Kahlo y Rivera) que

Escanear una obra de arte es algo que se podía hacer desde hace mucho tiempo. Seguirá restringida la comercialización, y quien se atreva a lucrar con las obras sin pagar se enfrentará a quien detenta los derechos que es el Fideicomiso del Banco de México.

Diana Magaloni, directora del MNA, consideró por su parte que “Es normal que las obras salgan por el mundo y los originales son absolutamente reconocibles. Todo se puede usar si se pagan los derechos”.

Todo esto es muy interesante, pero bastante impreciso. Puesto a hacer suposiciones, pensaría que el uso educativo (en un salón de clases, o una conferencia) es más o menos seguro, pero la inclusión en una página web o una publicación académica es terreno más incierto e inestable. La legislación sobre «derechos de imagen» es, en todo el mundo,  caótica y tecnológicamente obsoleta. Es algo que  probablemente entretendrá a juristas y legisladores por un buen rato.

Por lo pronto, hay decenas de museos y  cientos de imágenes para descubrir y explorar. Un verdadero banquete iconográfico, disponible en el teclado de cada computadora conectada a internet.

El e-gobierno, los beneficios y las desigualdades de la modernización

Acabo de recibir una circular del Archivo General de la Nación dando noticia de que en adelante todos los pagos por distintos servicios (como copias certificadas de documentos, reproducción de mapas,  venta de libros) tendrán que hacerse con un nuevo formato, el e5cinco.  Está disponible en internet, y puede realizarse el desembolso por ese medio o bien,  imprimiendo el formato,  en el banco +más cercano.  Es necesario incluir varios datos personales (nombre, RFC, CURP), así como administrativos (clave del trámite, código de la dependencia), pero hay formatos «prellenados» disponibles, y supongo que pronto se contemplará el caso de los usuarios extranjeros que, evidentemente, no tienen identificación fiscal mexicana.  En lo inmediato, puede ser un poco fastidioso tener que realizar un trámite engorroso por pagos menores (¿habrá algún banco cerca del Archivo?), pero al cabo no se trata de algo que se realice cotidianamente.  El asunto, en realidad, no ameritaría una entrada en este blog,  sino fuese porque se trata de una manifestación concreta  de un proceso mucho más amplio, el de la transición progresiva hacia un sistema en el que todos los trámites se realizan entera o parcialmente por internet, lo que a veces se llama un e-gobierno.

Los tres o cuatro lectores que siguen este blog saben bien que soy un entusiasta usuario (y, en lo que cabe promotor) del uso de internet para la difusión del conocimiento. Desde luego, el acceso a la red de redes  también nos facilita  los asuntos cotidianos de nuestra  vida, como consultar horarios de trenes, saber el horario de bibliotecas, comprar y pagar servicios, comunicarnos de manera fácil y eficiente con familiares, amigos y colegas e incluso ubicar y «ver»  el lugar donde debemos acudir por necesidad, curiosidad o placer.  En este caso, aunque en lo inmediato a veces no lo parezca así,  un e-gobierno nos facilitaría tener la información sobre actividades gubernamentales (es posible actualmente solicitar datos públicos por internet, de respuesta obligatoria para las instituciones), realizar trámites desde la comodidad de nuestra casa, y acceder a diversos servicios.

Todo esto parece muy bien, pero existen ciertos problemas cuando la única forma de acceder a estos trámites y prestaciones es mediante procedimientos que implican el uso de computadoras y el acceso a internet. En México, según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, 40.1% de la población tenía las habilidades básicas para utilizar una computadora, y el 22.2%  de los hogares contaba con acceso a la red (datos para 2010).  Estamos ante una porción muy considerable de la población que no cuenta con esta posibilidad. Existen también fuertes desigualdades regionales (25.7% con acceso doméstico a computadora en Chiapas, contra 53.8% en Sonora) y generacionales (son usuarios de computadoras el 20.9% del grupo de edad de 18-24 años, en contraste con el 7.2% para el grupo de 45-54 años.

¿Estamos creando inadvertidamente un nuevo género de incapacidad social, en el que sectores importantes de la población no tendrán acceso, sin ayuda de terceros, a la información, servicios y trámites  gubernamentales? El entusiasmo por las virtudes del e-gobierno no debería llevarnos a descuidar algo que los antropólogos bien conocen: el cambio tecnológico no es un proceso que ocurra de la misma manera en todas las sociedades. Sobre todo allí donde la modernización viene en gran medida desde fuera, de manera repentina, ocurren casi siempre marcadas distorsiones y desigualdades.  La mejor tecnología no es siempre la más adecuada, ni puede implementarse haciendo abstracción de las condiciones económicas y educativas de la población. Es algo que debería considerarse con algún detenimiento, dejando abierta de manera temporal procedimientos alternativos, aunque no resulten tan llamativos y relucientes.

La UNAM se pone (más) en línea

El día de ayer el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México presentó el nuevo portal institucional titulado Toda a UNAM en línea, que se define como «una iniciativa que busca lograr un acceso abierto, público y gratuito a todos los productos, acervos y desarrollos digitales de los universitarios». Este nuevo portal presenta de una forma más accesible y «amistosa» para el usuario muchos recursos de gran interés para el público en general,  que estaban dispersos y eran de dificultosa ubicación en la página web institucional.  Asimismo agrega otros servicios de enorme utilidad y atractivo (como que ya sé a qué dedicar este fin de semana….) como la versión digital de la Hemeroteca Nacional de México (más de nueve millones de imágenes correspondientes a 947 publicaciones periódicas desde 1722 hasta principios del siglo XX), varios de los tesoros de la Filmoteca  unamita, el podcast cultural (conferencias, grabaciones, teatro en versión «descargable»), notas sobre investigaciones, recursos académicos (notablemente, revistas en línea),  la agenda cultural y la tradicional y extensa oferta de servicios educativos de nuestra máxima casas de estudios.

Como ya es habitual en estos recursos, el portal es «personalizable» previo registro, y ofrece la opción de vinculación con las redes sociales, como Twitter y Facebook.  Una nota: algunos recursos (como la Hemeroteca Nacional Digital) pueden presentarle algunos problemas para abrir y ver nuevas «ventanas» en Firefox. Un cambio de navegador bastará para resolver de momento este inconveniente.

Bien vale dedicar un buen rato a recorrer este nuevo portal. En lo personal, este fin de semana voy a dedicarme a ver viejas películas, sin moverme de mi casa.

 

Monumentos históricos y zonas arqueológicas de México, próximamente en Google Street View

El Instituto Nacional de Antropología e Historia acaba de anunciar que próximamente muchos sitios arqueológicos e históricos estarán disponibles en Google Street View. Se trata de la continuación lógica de la asociación existente entre el instituto y el gigante cibernético, que ya incluye diseños en 3D con la herramienta Google Sketch Up, la ubicación de zonas arqueológicas en Google Maps y la ubicación de videos en youtube. De hecho, ninguna de estas realizaciones requería de acuerdos formales para llevarse a cabo (hay muchas personas que realizan actividades similares por su gusto). Lo que ahora se anuncia es más complejo, dado que implicará el registro fotográfico y la difusión pública del patrimonio histórico bajo custodia del INAH.  Hay buenos precedentes, por otro lado, porque Google ha hecho acuerdos similares con otras instituciones que custodian sitios que son patrimonio histórico de la humanidad. Hoy puede «visitarse» de esta manera el Coliseo de Roma, el Palacio de Versalles o las ruinas megalíticas de Stonehenge.

El Coliseo, en Google Street View
El Coliseo, en Google Street View

La otra cuestión es que hará el INAH con las muchas «visitas virtuales» actualmente disponibles.  Se trata de fotografías «esféricas», tomadas desde lugares fijos centrales.  La tecnología de Google es más sofisticada y permite la visualización desde múltiples puntos consecutivos, dando por tanto diferentes ángulos, eliminando los «puntos ciegos», poco visibles, y proporcionando al usuario una sensación de «inmersión» en el sitio.

Les tendré al tanto.

Las colecciones digitales de Harvard University

Gracias a una nota en el siempre recomendable blog Clíonauta, de Anaclet Pons, he vuelto a examinar con más detenimiento las admirables (y envidiables) colecciones digitales de la Harvard University. Aparte de ponerme a revisarlas simplemente por el placer de ver materiales curiosos (entre los cuales, como en los mapas, hay algo sobre México), mi principal interés ha ido hacia la colección de Panfletos latinoamericanos de los siglos XIX y XX. Son materiales muy perecederos,  que no se encuentran usualmente en archivos y bibliotecas. Resultan  particularmente valiosos para conocer la opinión pública, la propaganda y el discurso políticos, amén de incluir otros asuntos variados, como ensayos de naturaleza histórica, alegatos jurídicos  variados y opúsculos religiosos.

Algunos son, en realidad,  libros de buen número de páginas, que supongo acabaron en esta colección porque era el sitio más afín. De forma muy pertinente (porque a veces no se hace explícita), hay una clara especificación legal

This material is owned, held, or licensed by the President and Fellows of Harvard College. It is being provided solely for the purpose of teaching or individual research. Any other use, including commercial reuse, mounting on other systems, or other forms of redistribution requires permission of the appropriate office of Harvard University.

Entre estos materiales hay varios cientos relativos a México, como, por citar algunos, los Apuntes para la biografía del Exmo. Sr. D. Lucas Alamán, secretario de Estado y del Despacho de Relaciones Esteriores … de Juan B. Alamán (México:, Imprenta de J.M. Lara, 1854); Méjico y el archiduque Fernando Maximiliano de Austria, de José María González Estrada (París, Garnier, 1862), y El 19 de noviembre de 1884 y el Santuario de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos (Imprenta de J.M. Hermosillo, 1884).

Existe un sistema de búsqueda simple y claro. Las fichas respectivas proveen, además de los datos completos de cada material, la forma adecuada de citarlos, lo cual no viene mal porque en ocasiones la novedad del recurso deriva en muchas dudas. El formato de las imágenes es JPG, y es posible generar un PDF de algunas páginas, para guardar o imprimir. Es, en suma, un  excelente y recomendable acervo digital. Bien podrían seguir este ejemplo otras instituciones…

Novedades de interés en la Biblioteca Virtual de Yucatán

Sin hacer mucho ruido, la Biblioteca Virtual de Yucatán ha ido reuniendo nuevos materiales  hasta llegar, en su última actualización (diciembre de 2010) a un corpus digital considerable. Inicialmente tuvo una colección valiosa pero limitada (la obra del dramaturgo y poeta José Peón Contreras), pero paulatinamente incorporó nuevos materiales, como otros autores yucatecos,  periódicos del siglo XIX y las primeras décadas del cada vez más lejano siglo XX,  la monumental Enciclopedia Yucatanense y otros materiales procedentes del Centro de Apoyo a la Investigación Histórica de Yucatán, procesados con la colaboración del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA). Los títulos en su conjunto, según una nota de prensa, son ya 5637.

Destacan en la colección de la BVdeY varios manuscritos antiguos, notablemente una probanza de hidalguía Francisco López de Sarria 1622),  las actas del sínodo diocesano en tiempos del obispo Gómez de Parada (1722) y  libros de actas del cabildo de Mérida (1780-1890).  Son materiales únicos, a veces de consulta reservada a los especialistas, y cuya preservación de accidentes e incidentes es siempre muy necesaria. Esta serie documental abre, por otro lado, la duda sobre la relación que podría existir entre esta biblioteca y la recientemente inaugurada Biblioteca Digital Mexicana, que se ha destacado por su colección de manuscritos, máxime cuando CONACULTA es entidad partícipe en ambos proyectos.

La estructura de la página de la BVdeY es todavía una labor en proceso. Las últimas novedades aun no son incorporadas en el catálogo general; los nombres de autores no son «cliqueables» para obtener fácilmente el  listado del conjunto de sus obras; y la entrada para consultar los materiales (y no solamente la ficha catalográfica) no es muy evidente (hay que cliquear en la imagen o icono que aparece a la derecha). Pero vamos, son cosas que pueden corregirse fácilmente.

Otro elemento que bien podría agregarse es algún procedimiento para que el lector o el estudioso pudieran estar al tanto de nuevos materiales disponibles, porque los boletines de prensa son un medio poco flexible y al cual no puede acudirse de manera continua. Una sección de novedades accesible mediante un canal RSS o incluso una página Facebook (como hace, por ejemplo, el Acervo Histórico del Palacio de Minería) podrían ser fácilmente instrumentables y de gran utilidad para el público.

Novedad: la Biblioteca Digital Mexicana

Hace un par de semanas se anunció la puesta en línea de la Biblioteca Digital Mexicana, auspiciada por cuatro instituciones : el Archivo General de la Nación, la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (INAH), el Centro de Estudios de Historia de México – Carso, y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Como menciona en su portada, esta iniciativa parte de la colaboración establecida para integrar la sección mexicana de la Biblioteca Digital Mundial , y como es obvio reproduce los documentos allí incluidos (notablemente, varios códices), pero también ha agregado y espera agregar muchos otros.

No es la primera iniciativa mexicana de edición digital de fondos históricos.  Desde hace algún tiempo están en marcha la Colección Digital de la Universidad de Nuevo León,  la Biblioteca Digital Bicentenario, el portal México de la Biblioteca Virtual Cervantes y el portal Primeros libros.

La BDM, sin embargo, destaca por su orientación hacia la digitalización de códices y manuscritos. Es una iniciativa muy oportuna y bienvenida, tanto por las facilidades de acceso que proporciona a estos materiales como porque de esa manera un conjunto de testimonios tan valiosos como frágiles, sujetos al deterioro y accidentes, obtienen la seguridad de su preservación.

La selección, por lo que puede apreciarse, va hacia los documentos «de prestigio» o «notables» (similar, en este sentido, a macroproyectos nacionales como el Gallica de la Biblioteca Nacional de Francia). Otras iniciativas, típicamente promovidas por archivos nacionales, se han orientado a digitalizar todo el pasado documental, sin distinción, como lo hace nuestro Archivo General de la Nación, o bien cierto género, como el de los códices, que lleva adelante el proyecto Amoxcalli.  No son, desde luego, perspectivas contrapuestas; más bien difieren en sus intenciones y su público.

Del punto de vista técnico, los materiales están organizados por periodos;  La presentación»carga» en pantalla rápidamente, aunque al tratarse de imàgenes, los materiales son «pesados». Hay breves textos explicatorios y una ficha con elementos catalográficos (fecha, lugar, tiempo, palabras claves, tipo, descripción física, institución) que aún no son «cliqueables». No está nada mal para comenzar, pero ciertamente podrían incorporarse otras modalidades de búsqueda, conexión y navegación por el sitio.

Como ya había comentado en alguna ocasión, uno de los problemas de las iniciativas digitalizadoras del patrimonio documental y bibliográfico ha sido la dispersión de recursos y la redundancia de esfuerzos. Falta ver, desde luego, si otras instituciones se unirán a esta necesaria y meritoria plataforma. Los organizadores han hecho asimismo algunas propuestas para incorporar repositorios extranjeros que tienen materiales valiosos sobre México. Por lo pronto, habrá que estar atento a sus novedades.